“Un hombre consecuente cree en el destino, uno caprichoso cree en la suerte” BENJAMIN DISRAELI
En algún momento de nuestras vidas, todos nosotros tenemos una visión acerca de la calidad de vida que deseamos y creemos merecer. Y, sin embargo, esos sueños se han visto envueltos para muchos de nosotros en las frustraciones y rutinas de la vida cotidiana, hasta el punto de que ya no hacemos ningún esfuerzo por realizarlos.
La mayoría de la gente no tiene ni la menor idea de la gigantesca capacidad que somos capaces de desarrollar de forma inmediata cuando enfocamos todos nuestros recursos para dominar un solo aspecto de nuestras vidas.
El enfoque controlado es como un rayo láser capaz de cortar cualquier cosa que parezca interponerse en el camino.
Cuando nos concentramos en la mejora de cualquier aspecto de nuestra vida, desarrollamos singularidades acerca de cómo mejorar ese ámbito en particular. Una de las razones por las que pocos de nosotros alcanzamos lo que realmente deseamos es que nunca dirigimos nuestro foco de atención hacia un punto concreto; nunca concentramos nuestro poder.
La mayoría de la gente avanza por la vida como meros aficionados, sin decidirse nunca a dominar nada en particular.
De hecho, mucha gente fracasa en la vida, sencillamente, porque pone mucho interés en cosas menores. Creo que una de las grandes lecciones de la vida consiste en aprender a comprender qué nos induce a hacer lo que hacemos. ¿Qué es lo que configura el comportamiento humano?
Las respuestas a esta pregunta ofrecen claves críticas que nos permiten configurar nuestro propio destino.
¿Qué diferencia hay en la calidad de vida de las personas? ¿Cómo es posible que personas de orígenes a menudo tan humildes, con pasados tan devastadores, hayan logrado crear vidas que nos inspiran a todos a pesar de ello?
Y; a la inversa, ¿por qué tantas personas nacidas en ambientes privilegiados, que disponen de todos los recursos necesarios para alcanzar el éxito con la punta de los dedos, terminan por convertirse en seres frustrados y a menudo con adicciones? ¿Qué hace que la vida de unas personas sea un ejemplo y la de otras una advertencia? ¿Cuál es el secreto para modelar las vidas apasionadas, felices y agradecidas en el caso de muchos mientras que otros se preguntan si «eso es todo lo que hay»?
HAGAMOS UN CAMBIO:
En primer lugar:
Escribe cuatro acciones que necesites emprender y que hayas estado posponiendo. Quizá necesites perder algo de peso, o dejar de fumar. Quizá necesites comunicarte con alguien importante…
Segundo:
Bajo cada una de esas acciones, escribe la respuesta a la siguiente pregunta:
¿por qué no he emprendido esta acción?
Tercero:
Anota: ¿Qué ocurrirá si…no dejas de comer tanto azúcar y grasa? ¿Y si no dejas de fumar? ¿Y si no haces esa llamada telefónica que sabes necesitas hacer? ¿Y si no empiezas a trabajar cada día de forma metódica?
Sé honrado contigo mismo y anota lo que eso puede costarte en los próximos dos, tres, cuatro, cinco años. ¿Qué te va a costar emocionalmente? ¿Qué te va a costar en términos de autoimagen? ¿Qué te costará a tu nivel de energía física? ¿Qué te costará a tus sentimientos de autoestima? ¿O financieramente? ¿Qué te costará en tus relaciones con las personas que más te importan?
No te limites a decir: «Me costará dinero» o «Engordaré». Eso no es suficiente. Debes recordar que son las emociones las que nos impulsan. Así que, usa el dolor como amigo, como algo que puede impulsarte hacia un nuevo nivel de éxito.
El paso final:
Consiste en anotar todo el placer que recibirás al emprender cada una de estas acciones ahora mismo.
Haz una lista enorme, que te impulse emocionalmente, que consiga estimularte de verdad:
«Obtendré la sensación de haber conseguido el control real de mi vida, de saber que estoy a cargo de ella. Adquiriré un nuevo nivel de confianza en mí mismo. Obtendré vitalidad y salud física. Seré capaz de fortalecer todas mis relaciones. Desarrollaré una mayor fuerza de voluntad que podré utilizar en cualquier otro ámbito de mi vida, que mejorará ahora mismo en todas esas formas, y seguirá mejorando durante los próximos dos, tres, cuatro, cinco años. Al emprender esta acción, viviré mi sueño».
Imagina todos los impactos positivos, tanto en el presente como a largo plazo.
Te animo a tomarte ahora mismo el tiempo necesario para completar este ejercicio, y para aprovechar el gran impulso que has estado acumulando a medida que leías este artículo.
¡Aprovecha el día! No hay ningún otro momento como el presente.
Fuente: “Despertando al gigante interior” Tony Robbins
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