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Foto del escritorVeronica Viscardi

¿Queres lograr cambios? ¿Con que lenguaje hablas?


¿Hablas con lenguaje de gladiador o de partera?


Pregunta extraña, difícil de responder si no sabes a qué me estoy refiriendo.


Cuando hablamos o escribimos, utilizamos palabras que a veces tienen significados concretos y otras veces tienen referencias metafóricas. Todo lo que decimos simbólicamente pertenece a diferentes campos semánticos.



Por ejemplo:


Si decimos “no lo puedo tragar”, “eso me dio una patada al hígado”, estamos operando en el campo semántico de la digestión.


Si decimos “me dejó un mal gusto en la boca”, pareciera que las ideas son comida. “Plantó la semilla de la curiosidad”, estamos en el mundo de los cultivos o la jardinería.

Vivimos en un mundo en el cual suena natural la metáfora de la lucha, de la pelea y de la guerra. Veamos como ejemplo una frase escuchada y dicha con frecuencia:

"Tengamos el coraje de luchar por nuestros sueños". A simple vista parece una oración motivadora.


Sin embargo, la palabra "luchar" denota muchas cosas: que hay un oponente, un conflicto, una limitación.


Cuando vamos a la lucha, no respiramos. Se tensiona nuestro cuerpo, se angosta el pecho. El cuerpo se contrae y contractura. Este es el que llamo el “lenguaje del gladiador”


Qué interesante sería deconstruir ese tipo de lenguaje.

Las palabras que utilizamos están relacionadas con las representaciones de nuestra mente.

Es decir, el modo en el cual expresamos lo que expresamos, siempre tiene consecuencias.

Podemos “dar a luz” una nueva realidad, vivir nuestros sueños, “parir” otros mundos.

Es posible transformar, desplegar, latir, pulsar, alumbrar, pujar, y tanto más.

A este me gusta llamarlo “el lenguaje de la partera”


T invito a que sientas en tu cuerpo qué te producen estas palabras.

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